El papeleo termino bastante rápido así que se dirigió a su casa, llevo a su mujer a almorzar a un buen restaurante para ir a firmar las escrituras de su nueva casa con la cual se endeudaría por 40 años perdiendo la mitad de su sueldo, pero no le importo, el estaba sonriente, era la casa que su esposa siempre había soñado y el verla sonreír para el era mas importante que el dinero, se quedo un poco serio y pensativo al recibir las escrituras, pero un abrazo lo saco de su ensimismamiento y lo volvió a la realidad.
Pasaron a terminar de desempacar ya que saldrían a cenar y bailar por la noche para festejar la adquisición de su nueva casa, al terminar ella estaba exhausta y se que do dormida, el se arreglo una vez mas la corbata, se puso el saco, dejo las llaves de su auto en la mesa de noche, sobre las escrituras y los papeles del seguro. Salio a caminar, cruzaba cuadras y cuadras sin detenerse hasta que llego al cruce de dos grandes avenidas, acomodo el cuello de su camisa una vez mas, como quien espera a alguien importante.
El semáforo se puso en alto y saco un viejo revolver que le regalo su padre, sonaron un par de disparos que no salieron de su arma. A media calle un par de sujetos habían disparado contra una ama de casa que se resistió a ser despojada de su camioneta, lamentablemente murió en seguida y un destino similar o peor le esperaba a sus pequeñas que la acompañaban, un par de lindas niñas de piel blanca como la nieve y ojos azules y profundos como el mar en un día soleado de verano. Disparo contra los ampones y mato a uno, al otro lo hirió pero no pudo evitar que le disparase, recibió 3 balazos en el pecho, intento morir de pie, pero no era tan fuerte para hacerlo, al final solo pudo caer y morir sentado bajo un cielo estrellado y una enorme luna llena de agosto.