Al principio intento mantener cerca al mayor numero de personas posibles para que lo admiraran, cosas por la cual se quedo solo con un puñado de acompañantes cuya única razón para no rebuznar es no saberse la tonada. En fin, este personaje se convirtió en uno de los mayores mitómanos que hayan existido, tanto que en un tiempo de su vida el único que sabia cuando decía la verdad era el, cosa que muy pronto dejo de hacer, convirtiendo en todo lo que salia de su boca en una gran mentira. Cualquiera habría creído que un día las mentiras lo harían tocar fondo pero aun que lo toco para el no fue suficiente llegando al extremo en que cualquier cosa que de su boca saliera seria aun que fuera verdadero se convertiría en algo falso o por lo menos falso dentro de los limites de sus posibilidades, así fue que una lluviosa tarde de agosto al encontrarse a un viejo amigo al cual le había perdido la pista inicio la siguiente conversación:
Hola caon, que gusto me da verte- decía el mientras mantenía su cara brillosa y alargada que reflejaba totalmente lo contrario.
Pues ya ves, no te había encontrado desde que me invitaste a tierra de vinos y no llegaste.
Perdón, un abrazo- Decía sin apenarse demasiado y sin dar el abrazo ofrecido.
¿Y como has estado?
Muy bien gracias- mientras comenzaba a toser fuertemente y su semblante cambiaba por el de alguien dañado y maltrecho no solo mentalmente.
Teníamos tanto tiempo sin vernos, yo hasta creí que habías muerto
No, claro que no- y al terminar de decir esto no pudo evitar mentir una vez mas y morir irremediablemente.